
Un escritor (solo habría faltado llamarlo
Fernando Marías para identificarlo al cien por cien) recibe un encargo de un viejo enfermo y solitario: Max. Consiste en revisar, corregir o reescribir el libro en el que ha plasmado su autobiografía:
El hombre que huía del amor. Aceptará el encargo, por cierta simpatía hacia al viejo y sobre todo porque le asegura que escuchó las últimas palabras de Antonio Machado. La historia de Max, no se sabe si cierta o inventada, cuenta cómo durante la guerra civil además de las desventuras propias de una guerra eran acosados por el
asesino de las horas, un psicópata a lo
Seven que se ha fijado como objetivo a su familia por ser su padre uno de los mejores inspectores de la policía.
Casi al mismo tiempo, el escritor y Max conocerán a Zara, una extraña chica iraquí que no habla. En una carta de su padre viene referida su historia, que conocerán a la vez la chica (al traducirla del árabe), el escritor y Max. Una historia de otra guerra y otro tiempo, de otro asesino que persigue a una familia, de otra pérdida desgarradora... lo que hará que surja una relación muy íntima entre el viejo Max y la joven Zara. El asesino de Irak (que tiene la peculiaridad de ser escritor-asesino) ha perseguido a la niña y a su padre hasta Madrid.
El final unirá (casi fundirá) las dos historias, la de Max y la de Zara. Dará una razón a la vida del primero y una oportunidad a la de la segunda.
Es el primer libro de
Fernando Marías que leo e intentaré que no sea el último. Me ha gustado su prosa, la claridad de la historia pese a la su cierta complejidad (acciones, personajes, tiempos y lugares distintos) y las emociones que transmite. Max es el personaje mejor construido, tanto por su pasado como por su incierto presente. También me gusta el papel del escritor como mero hilo conductor de la acción y la forma en que al final ve alejarse a Zara, como se aleja el personaje de un libro cuando lo terminas.
Solo le pongo un pequeño
pero. Creo que ha utilizado recursos un poco forzados para crear intriga extra o aportar información que, a mi modo de ver, no requería el libro: la
promesa de la última frase de Machado, el asesino de las horas (una buena historia de por sí, pero no me pega en el libro), la huida del amor en París (ya sabemos que Max ha huido del amor, sin necesidad de esa escena)... Son menudencias en comparación con la cantidad de virtudes del libro.