
Para mí los premios empezaron una semana y pico antes. Iba conduciendo y me llamaron para decirme que era finalista. A pesar de llevar el manos libres, casi me estrello. No había sido nunca finalista desde que los premios tenían este formato (antes, varias veces). Como siempre en estos casos, te dices una y mil veces "tranquilo, es posible que no te lo den", pero de forma inconsciente no puedes evitar pensar que te lo van a dar. La misma tarde de la entrega, mi hijo se puso a aplaudir frenéticamente y sin que le jaleásemos para hacerlo, era la señal "inequívoca" de que me lo iban a dar. También hubo algunas otras coincidencias que me hicieron pensar en indicaciones subliminales del destino. Aunque esta vez fallaron, no dejaré de creer en este tipo de pistas.

Llegué a la Casa de Correos (la del reloj de las uvas) y hablé un ratillo con las escritoras
Montserrat del Amo y
Begoña Oro. Luego hubo que ir sentándose para que empezara el acto. Los cojines eran muy literarios, como podéis ver en la foto. Los discursos habituales: presidente de SM y autoridades políticas. Si de por sí me suelen aburrir bastante, con los nervios del momento, me parecieron eternos.
Después pasamos a la Leotería, presentada por
José Luis Cortés, que debe reconsiderar su carrera, pues será bueno como director de publicaciones de SM, pero como showman, es impagable. Fue una especie de bingo literario bastante entretenido (no pillé ni línea).
A continuación se procedió a la entrega de premios. Yo estaba al borde de la taquicardia, no podía permanecer quieto en la silla ni dejar de abanicarme con el cartón no premiado de la Leotería. Tenía a un lado a mi pareja y al otro a mi padre, y cuando me oían resoplar, me daban una palmadita para calmarme.
Empezaron por los premios ya conocidos:

- El
Jordi Sierra i Fabra a
Dunia Esteban Sánchez por
Viaje de ida, que ganó, cabe destacarlo, por unanimidad del jurado. Es una obra que trata el tema de la inmigración y cuyo primer germen fue la impresión que tuvo Dunia tras ver la película
Amar peligrosamente, de
Angelina Jolie. Como todos los años me sorprendió la serenidad de las chicas al salir a recogerlo y pronunciar el discurso.
- A continuación de entregó la Placa de Plata por los 100.000 ejemplares vendidos a
Santiago García-Clairac por su libro
Maxi el aventurero. La tenía que haber mordido, como Nadal.

- Luego recogió el
Premio Internacional de Ilustración 2009 David Peña por
Ñam. Hizo un amago como para escaquearse del discurso, pero al final no coló y le tocó.
Ya sólo quedaban los dos premios no conocidos. Redoble de tambores (en mi pecho).

- Cuando empezaron a decir que el gran Angular era una obra épica, y otros detalles del libro, ya sabía que yo no era el ganador, que finalmente fue
Antoni García LLorca (que te gane García
Llorca tiene su punto, aunque este no sea granadino) por su obra
El salvaje, inspirada en un hecho real: un niño de 8 años que durante la posguerra es vendido por su padre a un terrateniente para cuidar de las cabras. Tras diez años alejado de la civiliazación tendrá que socializarse, como una especie de Tarzán.

- El premio
Barco de Vapor fue para el libro
Se vende mamá. Por un instante pensé que había habido un salto espacio-temporal y que iban a premiar mi libro
Se vende, pero no, este era de
Care Santos, que hacía unos 5 años había ganado el Gran Angular. Es curioso que El salvaje trate de un padre que vende a un hijo y este de un niño que pone a la venta a su madre en ebay. Es la tercera vez que un premio Barco de Vapor va a ser publicado en la serie azul.
El pamplinoplas (1978), de
Consuelo Armijo fue el primero, y
Jeruso quiere ser gente (1982), de
Pilar Mateos, el segundo.
Después pasamos a los aperitivos, canapés, copas, etc. pero como no tengo tiempo lo cuento en otro momento. Y también diré quién hizo todas las fotos del tema.
Continuación