Akupai, junto con otros temporeros, viajaba desde el ártico hasta el pueblo del protagonista un par de veces al año. La primera, para recolectar granza; y la segunda, una vez secas las raíces, para producir el apreciado tinte rojo. En agradecimiento por acogerlos y darles trabajo, Akupai y sus compañeros venían siempre con regalos para todos los niños del pueblo. Pero con el tiempo el tinte dejó de ser tan valorado y cada vez se vendía menos. Al final acabaron por no volver, ya no había trabajo. Solo Akupai siguió viniendo año tras año, generación tras generación, para traer regalos a todos los niños. Ahora Akupai ya no está y el protagonista tendrá que continuar su obra, su historia.
Un álbum destacable, como tantos de los que publica Edelvives. Es el tercero de Philippe Lechermeier en España tras Semillas de cabañas y el gran éxito Princesas olvidadas o desconocidas. Su título original es El manto rojo (Le manteau rouge).
Las ilustraciones corren a cargo de Élodie Nouhen, que se ha centrado en los niños, protagonistas de casi todas las ilustraciones. Todas las caras aparecen de perfil, lo cual lleva a que algunas figuras parezcan retorcidas a lo niña del exorcista. En todo el libro, el único que aparece de frente es un gato. Muchas de las ilustraciones me parecen preciosas.
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