La madre del camaleón Vito está "emperrada" en que su hijo vaya a una escuela de gatos porque son mucho más elegantes y distinguidos que los camaleones, que están encorvados y sacan la lengua a cada instante. A pesar de la facilidad de los camaleones para cambiar de color y parecer lo que no son, a Vito le va a resultar muy complicado parecerse a ellos, no tiene orejas, ni bigotes ni un rabo peludo. Su madre creerá tener la solución a todo. Menos mal que estaba equivocada.
A pesar de que la aceptación de la propia identidad es un tema muy trillado en la literatura infantil, Roberto Aliaga le resta dramatismo y lo trata con un gran sentido del humor, multiplicado por las ilustraciones de Roger Olmos. Ese camaleón convertido en adefesio por su madre, esos gatos moviendo las orejas, esos tres ratones ciegos, ese árbol que me transportado a El príncipe de los enredos... Muy bueno.
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Hola!!!
ResponderEliminarEs la primera vez que visito tu espacio y me ha gustado mucho.
Saludos
Hola, yo quiero publicitar los quesos manchegos de Argamasilla de Alba. ¡Buenísimos, oiga!
ResponderEliminarpues sí los quesos manchegos son una maravilla y este camaleón también lo es. Un gran libro, tanto por el texto como por las ilustraciones.
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