Breve aproximación a la historia de la literatura infantil y juvenil de Portugal, una literatura todavía por descubrir. Las principales figuras literarias de la LIJ de nuestro país vecino.
Este verano, en una visita a Alfama (Lisboa), la guía nos explicó que en los últimos tres años ha habido un boom del turismo español en Portugal. Era como si de pronto hubiésemos descubierto que teníamos algo maravilloso muy cerca.
Con la literatura infantil y juvenil (LIJ) pasa algo peor: no la conocemos. Cuando hice el paseo por la historia de la LIJ francesa o de la LIJ italiana, de antemano conocía bastantes de sus obras fundamentales. Son universales. Están en nuestra memoria colectiva. Sin embargo, tengo que reconocer que he empezado este tema sin poder nombrar un solo clásico de la literatura infantil de nuestro país vecino, salvo las aproximaciones de los grandísimos Pessoa y Saramago.
Este desconocimiento creo que tiene dos motivos: la poca influencia de la LIJ portuguesa y el poco interés en su descubrimiento. De todas formas, tampoco hay que rasgarse las vestiduras. ¿Quién conoce clásicos de la LIJ española fuera de nuestras fronteras?... ¿Y dentro de ellas? Pero bueno, a lo que vamos. Espero que este tema tenga algo de iniciático, como el alucinante pozo, a modo de torre invertida que visitamos en la Quinta da Regaleira (Sintra), cuya foto he usado para encabezar el tema.
Empezamos el paseo por la LIJ portuguesa...
Como en la mayoría de las tradiciones literarias, los primeros textos destinados a la infancia suelen tener motivos instructivos, moralizantes o religiosos. Algunos de los libros no tenían como destinataria exclusiva a la infancia, sino que eran válidos para toda la población. Los textos más leídos eran las fábulas, traducidas o adaptadas, que instruían sobre la vida y las relaciones sociales.
Sin embargo, la génesis de la literatura infantil portuguesa la sitúan en el siglo XIX. A partir de los años 70 de dicho siglo, se empiezan a ver tentativas de alejarse del didacticismo y buscar el placer y los intereses del lector. Surgen a partir de entonces los primeros clásicos de la LIJ portuguesa.
Contos para a infancia (1877), de Guerra Junqueiro, en cuyo prefacio el poeta escribía:
Livros simples! Nada mais complexo
Adolfo Coelho recopila literatura infantil tradicional en Os Contos Populares Portugueses (1879) y en Jogos e Rimas Infantis, de 1883.
Contos para os Nossos Filhos (1882) fue escrito por el matrimonio formado por Maria Amália Vaz de Carvalho y su marido Gonçalves Crespo.
En el libro Tesouro poético da infancia (1883), Antero de Quental recopila poemas infantiles de muchos poetas e incluye alguno suyo: As Fadas.
Livraria Lello (Oporto), a comienzos del siglo XX |
En 1911, el poeta Afonso Lopes Vieira publicó un volumen titulado Animais nossos amigos. También escribió Canto infantil y escribió y dirigió la película protagonizada por niños y niñas O Afilhado de Santo António.
Otra obra considerada como clásica de la literatura infantil portuguesa es Romance da raposa (1924), un libro de prosa rimada de Aquilino Ribeiro. Tuvo que exiliarse en varias ocasiones y algunas de sus obras fueron censuradas por la dictadura.
Un autor que no puedo dejar de mencionar aunque su obra infantil sea escasa es el admirado y enigmático Fernando Pessoa (aquí recopilo Citas de Pessoa). Se trata de un escritor único y a la vez múltiple, pues tenía un montón de heterónimos. Si su obra para adultos es difícil de seguir y de datar, os podéis imaginar la infantil. Escribió poesías para niños, poesías para adultos pero asimilables al imaginario de los niños y algún relato quizá inacabado, como El elfo y la princesa.
Virgínia de Castro e Almeida |
Una de las losas que Portugal (al igual que España) sufrió fue una larguísima dictadura cuya máxima era Dios, Patria y Familia.La portuguesa duró 48 años (1926-1974). La literatura y en general las artes entendidas como medios de rebeldía, innovación y modernidad fueron censuradas. Algunas de las figuras literarias anteriormente nombradas tuvieron que exiliarse. Como suele ocurrir, hubo quien consiguió eludir la censura y publicar obras reivindicativas con mensajes simbólicos, camuflados o insinuados.
En la década de los sesenta, Alves Redol escribió una serie de libros sobre una Flor. Antes había publicado A vida mágica da Sementinha (1956).
Sophia de Mello Breyner Andresen |
Matilde Rosa Araújo fue una escritora especializada en literatura infantil. Una de sus obras más destacadas es O palhaço verde (1960).
Al igual que Sofía de Mello, Agustina Bessa-Luís también ha obtenido el Premio Camões. Actualmente tiene 96 años y una enorme, variada y original obra a sus espaldas, dentro de la cual tiene cabida la literatura infantil. En este caso, algunas de sus obras infantiles sí han logrado traspasar las fronteras de Portugal. En España tenemos traducida, por ejemplo, Dentes de rato (Dientes de ratón) (1987).
José Saramago
Imagen: Fundación J. S.
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Otras figuras relevantes dentro de la literatura infantil y juvenil de Portugal han sido Sidónio Muralha (Bichos, bichinhos e bichorocos), Luísa Ducla Soares (Diário de Sofia & Cia aos quinze anos), António Torrado (André Topa-tudo no País dos Gigantes), Alice Vieira (Este Rei que eu Escolhi o Rosa, Minha Irma Rosa), Ilse Losa (O mundo em que vivi), Manuel António Pina (Os piratas), Álvaro Magalhães (O olhar do dragão)…
En la actualidad, algunos de los más conocidos son:
Afonso Cruz (Os livros que devoraram o meu pai y A Contradição Humana)
Ana Maria Magalhães e Isabel Alçada (conocidas principalmente por la serie Uma Aventura)
António Mota (Pedro Alecrim)
José Jorge Letria (Se eu fosse um livro)
Margarida Rebelo Pinto (A rapariga que perdeu o coração)
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