Los protagonistas de esta historia son Frederick, también conocido como Frits, un niño que siendo bebé perdió una pierna porque lo atropelló una bicicleta, y Jaap Dussel, un viejo mendigo. Residen en Amsterdam, muy cerca el uno del otro, aunque su situación no se parezca en nada. El hogar del hombre y de su mujer es un barco destartalado. Viven de la caridad y de lo que pueden pescar (en varios sentidos) en el mismo canal. Pasan hambre. La mayoría de la gente del barrio los trata peor que a los animales, pues piensa que son ladrones, o incluso una especie de brujos. Frits vive justo en el edificio de enfrente, en el tercer piso. Su madre, desde que ocurrió el accidente, lo ha sobreprotegido. Muchas noches, Frits se asoma para ver las increíbles y misteriosas luces que salen del barco. Solo él se atreverá a dar el paso de conocer al señor Dussel sin prejuzgarlo y entre ambos nacerá una amistad que irá mucho más allá de lo comprensible.
Leer la reseña completa en el número 32 (verano) de la revista Viajar con hijos.
Luces en el canal mereció el Premio Barco de Vapor en 2013.
Muchas gracias, Jorge.
ResponderEliminarUn abrazo.