Ha llegado el circo al pueblo de Mateo, un chico bastante solitario. Desde la chatarrería (casi un cementerio de coches) en la que se refugia muchos días, va a observar cómo desaparece su amiga. A través de una caja que hay en medio de la carpa se trasladará al mundo de los muertos donde la resistencia de ENTREsombras trata de sellar las puertas entre los dos mundos. Mediante Brady, un muerto muy locuaz, entra en contacto con la resistencia. Juntos intentarán liberar a Daniela de la vivienda (o "morienda") del Abuelo Penumbras.
La historia está bien escrita y bien desarrollada. La acción tiene un ritmo muy alto y en ella se mezclan el terror, la intriga y el humor. Tiene elementos fácilmente reconocibles: mundo real - mundo fantástico, el villano, la resistencia...
Como buena primera parte de una serie de libros, deja muchos caminos abiertos, siembra algunos interrogantes (¿qué ha pasado con Lucas, el hermano del protagonista?) y construye puentes hacia las nuevas historias (por ejemplo, la mención a la llave maestra que da título al segundo libro de la serie). Pero el colmo de esto son las 8091 puertas que asegura que hay entre este mundo y el de los muertos. ¿Será una estrategia de Roberto Aliaga para que la editorial le publique ocho mil y pico libros? Jeje.
También me encantan las últimas líneas (no destripo nada), cuando un ser espectral sale de casa de Mateo "silbando una versión queda y espeluznante de What a wonderful world. Y es que el mundo era maravilloso... Este no. El otro."
No quiero terminar sin reseñar dos cosas:
- Las ilustraciones: Roger Olmos nunca falla.
- La cita inicial está extraída de uno de mis libros favoritos: La casa de verano, de Alfredo Gómez Cerdá.
Tiene una pinta estupenda, me lo apunto para comprarlo.
ResponderEliminar