Me he leído este libro de Alfredo Gómez Cerdá un par de veces y creo que es soberbio.
Una ya anciana Catalina (Delgadina, para sus lejanos compañeros del monte) abrirá la caja de sus recuerdos y se pasará una noche en vela en compañía de ellos. Tras la guerra civil, en un pequeño pueblo del norte, junto a las montañas, ella era una chiquilla que nacía a la vida sin entender muy bien qué había pasado en su país. Solo sabía que su madre nunca había vuelto a ser la de antes, que su hermano se había echado al monte con los maquis (guerrilleros antifranquistas de la posguerra) y que se estaba enamorando del chico que no debía: Emilio. En una época de sentimientos agazapados, de tensión contenida, ella tendrá que echarse también al monte y enfrentarse a una elección imposible. En este punto la acción y la incertidumbre ya no te dejan soltar el libro. El amor y el mero instinto de supervivencia (en absoluto deseos de gloria ni similares), la convertirán casi fortuitamente en una heroína, en un símbolo de la lucha.
La prosa es deslumbrante, muy sensitiva, puedes sentir el monte, el pueblo, la angustia...
En suma, una fabulosa novela que narra los estragos posteriores a una guerra, no sólo materiales, sino los que se causan en el alma, de difícil reconstrucción.
Pero a pesar de todo el tono positivo prevalece, la vida y el amor se abren camino.
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