He leído un artículo en Mundiario llamado Cómo el sistema educativo español ha destrozado la enseñanza de la Literatura. En él se intenta analizar algunos de los factores por los que se pierden lectores. En uno de los puntos en los que pone más énfasis es en que a la literatura juvenil le falta atrevimiento e innovación.
El buenismo y lo políticamente correcto han llenado las librerías de novelas juveniles "fabricadas" para que los alumnos accedan fácilmente a la lectura y no comprometan éticamente a padres y a profesores. Contenidos moralistas, melodramas estúpidos y llenos de infantilismo, y la desaparición de los clásicos, o sus adaptaciones, han convertido un descubrimiento azaroso y personal como es la escritura en puro mercantilismo que lleva a la literatura a una clase de suplemento del libro de texto, perdiendo su valor de objeto apócrifo, marginal y de reflexión sobre la propia identidad del lector. Laura Gallego ha desbancado a Poe y a Wilde, y eso ha hecho que los alumnos no sean exigentes con los contenidos de sus libros, sino que lo aprehendan como un objeto de consumo más, efímero e intranscendente.Se puede estar de acuerdo o no, o estarlo en algunas cosas y no en otras. ¿Qué os parece?
(Yo no pondría a Laura Gallego como ejemplo de ese tipo de literatura que describe).
He leído el artículo completo al que haces referencia y en parte estoy de acuerdo con lo que dice. Creo que efectivamente a los chavales en general les cuesta mucho redactar, puede estar muy bien aprender a hacer análisis sintácticos y morfológicos pero también hay que aprender a expresar correctamente de forma escrita y creo que la lectura ayuda mucho.
ResponderEliminarTambién es verdad que la lectura se termina convirtiendo en una obligación y no algo que hacen por placer, al final lo importante es la ficha de lectura en la que les preguntan por lo que han leído, es decir un examen más..., y eso evidentemente hace poco por el fomento de la lectura.
Muchas veces además se les ofrece un libro como lectura cerrada y yo creo que para fomentar la lectura sería mucho mejor ofrecer varias opciones y que ellos eligieran en función de sus preferencias, obligar a leer cosas que ni les llama la atención, ni les interesa no puede ser bueno. Recuerdo la manía que cogí a los autores latinoamericanos cuando en el instituto me obligaron a leer una serie de libros para los que, sinceramente, creo que no estaba preparado.
Me parece muy interesante el tema. Puedo estar de acuerdo con algunas cosas y con otras no. Como profesora y además encargada de fomentar la lectura en mi centro desde hace años, creo que hay muchos libros de literatura juvenil que están hechos simplemente para que sean mandados en las aulas, porque fomentan cierto tipo de valores. Huyo de esos libros como de la peste, pero también, y en la mayoría de las veces, tengo que huir de los clásicos, porque nuestros alumnos más pequeños, los de la ESO, no son capaces de disfrutar de ellos, y por tanto mandar estos libros es NO fomentar la lectura.
ResponderEliminarMe parece que la mejor opción es la lista abierta de lecturas para que cada alumno escoja lo que más se acerca a sus intereses y, por supuesto, no hacer nunca exámenes de los libros. Mis alumnos exponen en clase sobre lo que han leído, nos cuentan brevemente de qué trata el libro sin destriparlo y nos lo recomiendan o no. Al salir a exponer, y mostrarse ante los demás, suelen leer el libro todos. Otras veces leemos en voz alta en clase y, sobre todo, una práctica que fomenta muchísimo la lectura, es traer al centro autores para que hablen con ellos.
Vale, te he soltado un rollo bastante considerable.
Besos.
Me parece que los clásicos en este momento pueden servir de inspiración para modernizar sus obturas, pero no tienen otro rol, de otro lado la literatura juvenil es excelente en ciertas cosas, por ejemplo trilogía de los Juegos del Hambre, divergente, Harry Potter, etc. dan valores como amistad, amor, compromiso, trabajo en equipo y situaciones como dictaduras neofascistas, opresión y otros males de nuestro tiempo. Al que no le gusten las sagas o trilogías juveniles que no las compre. Pero es hora que la gente deje de ser cerrada y se abra a los libros juveniles.
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