Huyendo de unos acosadores de su colegio, Guille se esconde en un caserón abandonado. O eso es lo que cree. Dentro, vive Úrsula Belladona, una bruja capaz hasta de leerle el pensamiento y que le va a relatar los terribles acontecimientos que están teniendo lugar sin que nadie se de cuenta. Hay otra bruja, Vitoretta, que se está dedicando a borrar la ciudad y a embrujar a sus habitantes. Guille asumirá la responsabilidad de encontrar a Vitoretta y un libro mágico que custodia. Sin embargo, lo que ya se suponía una gran aventura dará un vuelco para convertirse en una lucha por sobrevivir y por salvar a la ciudad.
Si Una bruja está borrando la ciudad, de Raquel Míguez, fuese el caldero de una bruja, diríamos que ha mezclado en él, en dosis acertadas, aventura, humor, intriga y acertados giros o sorpresas. El resultado, una lectura muy amena.
Me recuerda un poco a Las Brujas de Roald Dahl.
ResponderEliminarUn saludo.
Un poquillo, por eso de brujas y humor. Pero la historia es muy diferente.
ResponderEliminar¡Pero si no había visto esto!
ResponderEliminarMil gracias, Jorge. Por leer y por reseñar :-).