En primer lugar, quiero hacerme eco de una carta que circula a propósito de la penosa publicación de "Mis primeros clásicos" por el diario El País. Yo aún no he tenido acceso a esos libros (o pseudolibros, como dicen), así que de momento me abstendré de firmar. En cuanto les eche un ojo a los textos (las ilustraciones que aparecen en la web dejan mucho que desear) y compruebe que estoy de acuerdo con el contenido de la carta, la firmaré.
Carta a El País: "Esto no es literatura"
Lo segundo que me ha llamado la atención ha sido una entrada del blog Lado B, de un peruano llamado Juan Carlos Bondy: Muertes horrendas de autores de literatura infantil y juvenil. En él incluye los casos de Esopo (acusado injustamente de robo y arrojado desde lo alto de la roca Hiampa), Hans Christian Andersen (que no se recuperó de una caída de la cama), James Barrie (sus últimos días de vida los pasó con un brazo inutilizado), Emilio Salgari (su desequilibrio psíquico y la locura de su esposa, le llevaron al suicidio) y Antoine de Saint-Exupéry (desaparecido en un vuelo, han encontrado su avión 60 años más tarde; a él, no).
Respecto a lo primero,puede que firme la carta cuando hojee alguno de los libros, porque en el texto si estoy de acuerdo con ellos. Y lo de las muertes extrañas de los escritores...no sé...se me hace raro...no conocía ninunga de esas circunstancias mortales...Pobrecillos...
ResponderEliminarYo estoy de acuerdo con lo que reclaman en general, pero en lo concreto no lo puedo saber hasta que no lo lea.
ResponderEliminarDe todas formas, hay dos pistas significativas:
- La cantidad de gente entendida que ha firmado.
- El "esmero" que han puesto en los dibujos (que quizá sea el mismo que en los textos).
En cuanto a las muertes, al menos parece que los hermanos Grimm, Perrault o Roald Dahl murieron de forma más "convencional".
Ya me he leído Robin Hood, o mejor sería decir que ya me he leído lo que podría ser el acta notarial de Robin Hood. Inmediatamente me he dirigido a la página de la revista Babar para firmarlo. Madre mía, que falta de un mínimo sentido estético en los textos y en los dibujos.
ResponderEliminarEn fin, que es una pena que alguien que cuenta con tantos medios no le haya puesto un poco de sensibilidad a lo que podría haber sido una obra de arte y que se ha quedado en un mero zurullo de coña con letras y dibujos.