En la mayoría de biografías de Antoine de Saint-Exupéry se dice que no se conoce el motivo de su muerte, sólo que el 31 de julio de 1944 el avión con el que realizaba una misión de reconocimiento (fotografías aéreas para trazar mapas de Francia más precisos) desapareció cerca de Marsella, durante la II Guerra Mundial, cuando Francia estaba ocupada por los Nazis.
Ha habido infinitas conjeturas: que pudo ser derribado, que pudo sufrir un accidente y hasta que pudo tratarse de un suicidio, ya que en aquella época aún no se había repuesto del grave accidente que sufrió en 1938 en Guatemala, y cuyas secuelas mermaron gran parte de sus facultades. También se dijo que pudo estrellarse en los Alpes o que está anónimamente enterrado en Carqueiranne, incluso el piloto alemán Robert Heichele confesó en una carta de 1944 haberlo derribado (se afirma que es un falso testimonio). Buscando en internet, resulta que en distintos momentos (1994, 2003...) aparecen noticias de que se han encontrado los restos del avión.
En suma, un cúmulo de datos que sólo deja clara una cosa: no se sabe qué pasó exactamente con Saint-Exupéry (ni falta que hace). Para añadir confusión, ahora Horst Rippert, un antiguo piloto de caza de 88 años y locutor de deportes de la segunda cadena alemana ZDF, afirma haber derribado el avión del escritor (Noticia en Le Fígaro).
Hay gente que guarda crímenes durante toda una vida y, de pronto, movido por una sensación de culpa angustiosa, cuando todo parecería olvidado, se siente obligado a confesar. Puede ser este caso, pero no me acaba de oler bien. Es un personaje medio popular en Alemania. Además, la noticia en realidad es el adelanto de un libro. No sé. No sabremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.